En la actualidad existen unos dos millones de tipos diferentes de seres
vivos. Además cada año se descubren miles de especies nuevas que es preciso
identificar y clasificar. Dada esta enorme diversidad, para estudiarlos es
necesario reunirlos en grupos según sus semejanzas y orígenes.
La clasificación de los seres vivos es posible gracias a que algunos se
parecen entre sí más que otros. De este modo, los organismos se pueden agrupar
atendiendo a sus afinidades morfológicas (parecido físico) y de parentesco.
La evolución hace que aparezcan nuevos grupos de individuos a partir de
un grupo antecesor. Esos nuevos individuos serán semejantes a los del grupo del
que proceden. Las características comunes que posean permitirán clasificarlos
en relación con los individuos de los cuales descienden. Por ejemplo: los seres
humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes estamos emparentados evolutiva mente, porque todos somos primates. Sin embargo, pertenecemos a
familias, géneros y especies distintas ya que hemos evolucionado de forma diferente.
Los grupos que se establecen para clasificar a los seres vivos se
denominan taxones, de los cuales la categoría fundamental es la especie. Los
individuos que pertenecen a una misma especie pueden reproducirse entre sí.
Además, su descendencia es fértil, es decir, puede engendrar una nueva
generación.
Resulta imposible no darse cuenta de la enorme variedad de seres vivos
que pueblan la Tierra.
Los seres vivos pueden ser unicelulares y
pluricelulares.
Hasta el siglo XIX, una de las finalidades
básicas de la biología, y en particular de la taxonomía, fue el descubrimiento
y clasificación de los diferentes seres vivos.
Su desarrollo constituyo la sistemática o
taxonomía evolutiva.
Además de una correcta clasificación, era
preciso denominar los diferentes grupos. Surgió así la nomenclatura científica.
La Tierra está habitada por muchas formas de
vida. Ya se han descubierto más de un millón de especies de animales y 325 000
especies de plantas y se estima que puede haber varios millones de especies
diferentes de seres vivos. Esto hace necesario un sistema de clasificación que
agrupe a los diferentes organismos en grupos de características comunes. La
taxonomía es la parte de la ciencia que se ocupa de la clasificación
Tradicionalmente, los sistemas de
clasificación se basaban sobre todo en la comparación de los órganos y se
establecía el parentesco de acuerdo con la semejanza de éstos. Pero estos
criterios pueden no ser acertados pues, por ejemplo, si atendemos al criterio
“tener alas”, incluiríamos en el mismo grupo a los insectos y a las aves.
Actualmente, el criterio que rige la clasificación de los seres vivos es el
parentesco evolutivo, de forma que se agrupa a los organismos de acuerdo con su
origen evolutivo común, tengan o no tengan estructuras corporales parecidas.
Por ejemplo, los cetáceos (delfines, ballenas, etc.) tienen un origen evolutivo
común con el resto de los mamíferos a pesar de que sus extremidades no tengan
forma de patas sino de aletas. Por ello, aunque su morfología corporal se
asemeja más a la de los peces, no se les incluye en este grupo sino en el de
los mamíferos, ya que su origen evolutivo es éste. Podríamos decir que un
delfín es un mamífero cuyas extremidades fueron cambiando a la forma de aletas,
forma más eficaz para trasladarse por el medio acuático.
Para
determinar el parentesco evolutivo, cada vez se utilizan más las técnicas
moleculares basadas en la comparación de diferentes sustancias como proteínas
(secuencia de aminoácidos), ADN o incluso rutas metabólicas.
TAXONOMÍA Y NOMENCLATURA
Los
sistemas de clasificación son jerárquicos: constan de grupos dentro de otros
grupos organizados en diferentes niveles. Por ejemplo, dentro del grupo de los
vertebrados se incluye a cinco grupos: peces, anfibios, reptiles, aves y
mamíferos; dentro del grupo de los peces existen otros grupos y así
sucesivamente. Cada uno de los niveles de clasificación se denomina taxón.
La categoría taxonómica básica es la especie.
Varias especies afines pueden agruparse para constituir una categoría
taxonómica superior: el género. Varios géneros similares se reúnen en la misma
familia. Las familias semejantes forman un orden; varios órdenes afines forman
una clase y varias clases cercanas forman un filo (tipo en el caso de los
vegetales). Los filos con características básicas comunes forman un reino.
Cuando alguno de los niveles es muy diverso, se utilizan categorías
intermedias que se identifican con los prefijos sub- o súper-: subfilo, super
clase,
subclase, súper orden, suborden, etc.
NOMENCLATURA
La
nomenclatura es el sistema de reglas adoptado para poner nombre a los
organismos vivos. Dado que un mismo ser vivo puede tener diferentes nombres
comunes (dependiendo del idioma o incluso de la zona geográfica), para el
ámbito científico se hace necesario adoptar un sistema por el cuál, cada
organismo tenga un único nombre igual para todos los idiomas y lugares del
mundo. Este sistema es la nomenclatura binomial, ideada por el naturalista sueco
Kart Von Linné (Lineo), que consiste básicamente en asignar a las distintas
especies un nombre científico formado por dos palabras, latinas o latinizadas.
La primera de ellas lleva inicial mayúscula y hace referencia al género al que
pertenece la especie. La segunda identifica a la especie concreta y se escribe
en minúscula. El nombre científico de una especie debe resaltar del resto del
texto, por lo que se escribe con otro tipo de letra, en cursiva o subrayado.
Passer
domesticus – Octopus vulgaris – Homo sapiens – Quercus robur – Amanita muscaria
– Escherichia coli
Los
taxones superiores a la especie se designan con un solo nombre y, a partir de
la familia, se suele utilizar el idioma correspondiente en vez del latín.
CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS SERES VIVOS
LOS 5 REINOS
Tradicionalmente se consideraban dos reinos y
todos los seres vivos pertenecían a uno de los dos: vegetales o animales.
Aquellos organismos capaces de moverse y que se alimentan de otros seres vivos
se encuadraban dentro de los animales y aquellos organismos verdes, capaces de
fabricar los nutrientes que necesitan e incapaces de moverse se clasificaban
como plantas. Aún hoy persiste esta clasificación simplificada en ámbitos no
científicos, pero los avances en el conocimiento de los organismos vivos y en
las técnicas científicas hacen que esta clasificación de todos los seres vivos
en sólo dos grupos sea insuficiente e incompleta. Por ejemplo, los hongos son
organismos que tienen un modo de vida que recuerda al de las plantas (no tienen
movimiento y viven unidos a un sustrato) pero su forma de nutrición es similar
a la de los animales (nutrición heterótrofa, en este caso se alimentan de
sustancias orgánicas en descomposición); esto hace que no puedan ser incluidos
en el grupo de los animales ni en el de los vegetales.
Por ello, no se consideran dos reinos sino
cinco.
1. REINO MONERAS: Incluye a todos los organismos
con células procariotas (organismos procariontes). Son unicelulares que viven
aislados o formando colonias. Los hay autótrofos y heterótrofos y se reproducen
asexualmente por fisión binaria (proceso distinto a la mitosis, que no se da en
estos organismos). En este reino se incluye a las bacterias y a las
cianobacterias.
El resto de seres vivos de los otros cuatro
reinos, poseen todos células eucariotas.
2. REINO HONGOS O FUNGI: Son organismos
eucariontes, en su mayoría pluricelulares con un cuerpo formado por filamentos
llamados hifas. Las células de estas hifas tienen una pared de quitina
(polisacárido). Son heterótrofos que se alimentan por absorción de moléculas
orgánicas disueltas en el medio en que viven (realizan una digestión externa:
segregan enzimas y absorben después las moléculas resultantes de la digestión;
son por tanto descomponedores de materia muerta de animales y plantas, junto
con las bacterias). Reproducción sexual por gametos o asexual por esporas. Las levaduras son hongos unicelulares que se
utilizan para elaborar pan y bebidas como la cerveza o el vino. Las setas son
el órgano productor de esporas de un hongo pluricelular cuyas hifas se
encuentran bajo la superficie formando el micelio. En este reino también se
incluyen los líquenes, asociaciones simbióticas entre un alga y un hongo; las
células del alga se sitúan entre las hifas del hongo. Los nutrientes
sintetizados por el alga son aprovechados por el hongo, que proporciona un
ambiente húmedo y protegido a las células del alga.
3. REINO PLANTAS O METAFITAS: Son organismos
eucariontes, pluricelulares, fotosintéticos (y por tanto, autótrofos) cuyas células
tienen pared de celulosa (polisacáridos). Forman tejidos diferenciados. Son
plantas los musgos, los helechos, las coníferas y las plantas con flores
aparentes.
4. REINO ANIMALES O METAZOOS: Son organismos
eucariontes, pluricelulares, heterótrofos sin pared celular. Forman tejidos y
durante su desarrollo embrionario pasan por una fase denominada blástula.
5. REINO PROTISTAS O PROTOCTISTAS: Son
organismos eucariontes unicelulares, o pluricelulares que no forman tejidos,
que no pueden incluirse en cualquiera de los otros tres reinos eucarióticos.
Por ejemplo, no pueden incluirse en los móneras porque son eucariontes, ni en
las plantas porque no forman verdaderos tejidos, ni en los animales porque ni
forman tejidos ni pasan por la fase de blástula.
En
este reino se agrupa a las algas eucariotas -uní o pluricelulares- (seres fotosintéticos),
los protozoos (seres unicelulares heterótrofos) y un grupo de organismos parecidos
a los hongos denominados hongos mucilaginosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario